CRÓNICA
El dato que faltaba

Una medalla de oro mundial para el titán vasco del salvamento (y sus 761 rescates)

Eduardo Blasco celebra la medalla de oro que ha ganado en el Mundial de Salvamento y Socorrismo (categoría 4x25 m) y nos cuenta sus próximas aventuras: Sáhara y Gaza

Una medalla de oro mundial para el titán vasco del salvamento (y sus 761 rescates)
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Edu Blasco (San Sebastián, 1994) es de esas personas que sorprende a cada llamada. Por su humildad, por que siempre está inmerso en una nueva aventura. La última vez que intentamos conversar con él —sin éxito—, a raíz de la crisis humanitaria en Canarias, contestó así: «No te pude responder porque estoy en Australia disputando el mundial». Protagonista del reportaje de portada Los 761 rescates (250 a brazada limpia) del titán vasco del salvamento, estaba justamente a punto de disputar el oro en las antípodas.

«Es muy complicado estar entre las medallas», contestaba modesto y honesto ante el reto. Competía en el equipo de relevos de 4x25 metros. «Cada integrante del relevo realiza 25 metros lo más rápido posible arrastrando un muñeco de salvataje». Edu competía en el campeonato mundial de salvamento y socorrismo de clubes. Lo hacía por el Aldaia valenciano, frente a los todopoderosos equipos locales, estadounidenses, italianos...

Siguiente mensaje: «Buenas tardes desde Gold Coast, estoy en la final con el mejor tiempo, espero poder darte una buena noticia en unas horas». Lo contaba así, a su modo, de manera natural. Es un ser heroico que acumula rescates y rescates. Y frases lapidarias: «Jamás quiero sentir soltar a alguien en el agua y que se hunda... Ninguna medalla te hace olvidar eso».

Para saber más

Es, además, un héroe consciente de la realidad. Quien ha salvado a más de 700 personas, en marzo de este año, anticipó a Crónica lo que ya está pasando en Canarias, donde reside. «Esta crisis es mayor que la de los cayucos de 2003, de la que tanto se habló». Pero nadie le hizo caso a su petición de auxilio. Ahora, desbordado el Gobierno, resuena su «necesitamos ayuda».

Volvamos a la competición. Poco después, nos escribió un escueto WhatSapp: «Campeones del Mundo». Su Aldaia había vencido con un tiempo de 1:06:31. Le seguían los italianos de Rane Rosse, muy cerca, con 1:06:42. Terceros, los australianos de Nortcliffe Surf con 1:06:97. Celebraba, claro, por subir a lo más alto del podio, «en la cuna del salvamento», y que el equipo lo había superado todo. Bajando en 5 décimas su mejor récord. Pero su mente seguía, perenne, en sus misiones humanitarias. «No me lo esperaba... La verdad es que esto será de gran ayuda para poder visibilizar la próxima misión», reflexionaba Blasco.

Pasar del maniquí a los seres de carne y hueso es habitual en él. «Además es paradójico porque pronto me voy de misión de rescate marítimo. Así que voy con la mayor confianza». Su agenda no se detiene. Ni su voluntad de ayudar.

«Primero haremos una entrega de medicamentos en el Sáhara, en octubre, y luego a Gaza». Ganó la presea dorada el 5 de septiembre y su retorno al país lo tenía programado para el 13. Antes de volver posó con el oro en la bahía de Sídney —frente a la ópera—, con una sonrisa y una promesa. Salvar más vidas, superar pronto los 761 rescates. «Espero poder incrementar el dato considerablemente en estos meses». Amén.